LOS ANCIANOS EN LA BIBLIA
- La palabra “anciano” (o “ancianos”) se menciona más de 200 veces en la Escritura. La vemos tanto en el Antiguo Testamento, en el contexto de la nación de Israel, como en el Nuevo Testamento, en el contexto del liderazgo de una iglesia local.
Ancianos en función del cargo
No es que no pudiera haber líderes jóvenes. Seguro que los había, y cada vez los hubo más, pero el caso es que el título de «ancianos» se les quedó de todos modos.
Los asuntos gubernamentales y civiles pues, quedaron encargados en los ancianos, poseyesen o no el sacerdocio. En estos casos, la palabra ancianos en la Biblia se usa como sinónimo de líderes de gobierno civil y no eclesiástico. Y, con el paso del tiempo, si estabas en uno de estos puestos de responsabilidad pasabas a llamarte anciano, independientemente de tu edad, lo siento.
Esta estructura gubernamental regía en muchos de los pueblos de la antigüedad. Por ejemplo, en la ocasión en la que José asistió al funeral de Jacob, su padre, se vio acompañado por
- «los ancianos de su casa y todos los ancianos de la tierra de Egipto» (Génesis 50:7).
¿Qué te parece? Se entiende claramente que tanto los israelitas como los egipcios tenían «ancianos» a la cabeza de asuntos importantes.
Por cierto, esta es la primera mención a la palabra «ancianos» en la Biblia. La segunda es cuando Moisés tiene que presentarse ante los israelitas para decirles que ha recibido un llamamiento de Dios. Lo que Dios le instruye es ir y reunirse con
- «los ancianos de Israel», es decir, los representantes del pueblo (Exodo 3:16).
Cuando había asuntos que arreglar o cosas que anunciar a todo el pueblo, Moisés y Aarón se dirigían a los ancianos (ver Éxodo 4:29; 12:21; 17:5-6; 18:12; 19:7).
Los ancianos que juzgan en la puerta
Tras la conquista se estableció la curiosa norma de que los ancianos se ubicasen en la puerta de la ciudad para juzgar los asuntos civiles, lo cual hacían, por cierto, sentados.
- (Josué 20:4) “Y el que se acogiere á alguna de aquellas ciudades, presentaráse á la puerta de la ciudad, y dirá sus causas, oyéndolo los ancianos de aquella ciudad: y ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar que habite con ellos.”
Bueno, la verdad es que todavía lo hacemos sentados hasta el día de hoy. Juzgar asuntos importantes nos viene mejor cuando nos ponemos cómodos.
Esto te ayudará a entender los muchos versículos de las escrituras en los cuales se habla de «las puertas de la ciudad» como algo importante.
Entre los beneficios que representa el hallazgo de semejante tesoro, de una mujer virtuosa, se destaca de ella algo referente a su esposo:
- (Prov.31:23)«Conocido es su marido en las puertas de la ciudad cuando se sienta con los ancianos de la tierra».
Seguramente la explicación anterior te ayudará ahora a entender mejor este versículo y, con ello, a mirar con una visión más integral todo el pasaje.
El valor del consejo de los ancianos
Una de las imprudencias más graves de la historia de Israel causó la división irreparable de la nación en dos reinos. En parte, el problema surgió cuando el rey Roboam desechó el consejo de los ancianos que formaban parte de su gabinete para prestar atención de las sugerencias de sus amistades más jóvenes
- (1 Reyes 12:8) “8 Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de el.”
El oficio de anciano en el Nuevo Testamento
La constitución de ancianos en las primeras iglesias cristianas
Todas las referencias a «ancianos» en los evangelios se refieren a la clase gobernante judía que, combinada con fariseos y escribas, buscaban terminar con la vida de Jesús.
Lo mismo sucede en los primeros diez capítulos del libro de Hechos. Pero en el último versículo del capítulo 11 de Hechos aparece una figura que nos toma por sorpresa: la presencia de «ancianos» como líderes locales de la Iglesia. Se trata de una figura que ya no es gubernamental ni civil, sino parte del ministerio de la Iglesia.
La influencia de los apóstoles y ancianos en la Iglesia Primitiva
Para el momento del Concilio de Jerusalén, en el capítulo 15 de Hechos, nos encontramos con que el liderazgo central de la Iglesia ya estaba constituido por «los apóstoles y los ancianos» (Hechos 15:1, 4, 6, 22, 23).
Con lo cual descubrimos dos hechos: que los apóstoles, habiendo crecido la Iglesia, ya no gobernaban sólos y que existían cuerpos de «ancianos» tanto a nivel general como local. Durante su ministerio, Pablo de Tarso alternó con ambos tipos de líderes (por ejemplo, nótese el contraste entre Hechos 20:17 y Hechos 21:18).
Los ancianos eran líderes en la Iglesia
La epístola de Pablo a Tito
- (Tito 1:5) “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;”
Pablo de Tarso dirigió valiosos consejos de liderazgo en las epístolas a Timoteo y a Tito, en las cuales imparte instrucciones sobre cómo debían escogerse los ancianos (líderes locales de la Iglesia), cuáles eran los requisitos de los ancianos y cuál debía ser su comportamiento. Estas epístolas son de gran valor para entender el significado y las funciones de lo que es un anciano en la Iglesia de Cristo. Los diáconos y ancianos en la Biblia, constituyen una parte muy valiosa del liderazgo local de las iglesias (ver también Efesios 2:20 y 4:11).
Distintos tipos de ancianos:
I. Un “anciano” es un hombre de edad
Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue
unido a su pueblo. [Gen 25.8]
Este es el sentido más general de la palabra y simplemente se refiere a alguien “viejo” de años.
Hay una gran cantidad de referencias en la Biblia que tienen que ver con hombres “llenos de años” que son llamados “ancianos”.
II. Un “anciano” es un líder de la nación de Israel.
En primer lugar, un “anciano” en este contexto puede ser un hombre de edad y madurez que es la cabeza de una familia (o sea, es un líder “informal”).
“Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto; y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.” [Exod 3.16-18]
En este sentido, el anciano es alguien de buena reputación y fama que sirve en la capacidad de representante de una familia, tribu, etc.
Podríamos decir que en este contexto el anciano era un “líder”, pero de una manera “informal” porque es un hombre de edad y/o madurez que es un representante de otros, pero no es “oficialmente reconocido” (u “ordenado”) por Dios como los otros ancianos que veremos más adelante.
(Num 22.4-7) El término no sólo se aplica a Israel porque los gentiles también tenían sus líderes que eran llamados “ancianos”.
En segundo lugar, un “anciano” es un representante y líder “oficial” en la nación de Israel.
Como acabamos de ver, había “ancianos” que eran hombres de madurez que representaban a los demás del pueblo de Israel.
“Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.” [Exod 19.7-8]
Pero, luego Dios estableció a 70 “ancianos” para ser “representantes oficiales” de Israel.
“Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos... Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel... Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros; y he aquí Aarón y Hur están con vosotros; el que tuviere asuntos, acuda a ellos.” [Exod 24.1-14]
En este entonces, Dios estableció de una manera “formal” a 70 de todos los ancianos de Israel. Eran líderes, gobernantes, jueces y/o representantes.
(Exod 24.11) Dios los llama “príncipes” porque eran gobernantes subordinados (eran “líderes”—gobernaban—pero siempre bajo el liderazgo del sumo sacerdotes y los demás sacerdotes).
(Num 11.16-30) Estos ancianos “oficiales” eran los “principales” (los líderes, los gobernantes) del pueblo de Israel; Dios los apartó para ayudar a Moisés con la carga del liderazgo de la nación.
“Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.” [Num 11.16-17]
Vemos que este “puesto” de anciano existía aun en los días de Jesús y los Apóstoles. Eran de los líderes de la nación que rechazaron a Jesús como el Mesías.
“Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas... Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel... Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, [los gobernantes y ancianos] no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.” [Hech 4.5-18]
III. Un “anciano” es un líder pastoral en una iglesia local.
La palabra “anciano” se menciona por primera vez en el contexto de la iglesia local en Jerusalén (los hermanos de Antioquía mandaron una ofrenda a los ancianos de la iglesia de Jerusalén).
“Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.” [Hech 11.29-30]
Estos ancianos, con los Apóstoles, formaban el equipo de líderes en aquella iglesia.
(Hech 15.1-6, 22-23) Ellos tomaban decisiones en cuanto al liderazgo (la dirección) de su iglesia.
En cada una de las iglesias entre los gentiles que Pablo empezó, él estableció “ancianos”.
“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.” [Hech 14.23]
Estos ancianos eran también los “obispos” de las iglesias. Entonces, por esto podemos entender que, en el contexto bíblico, un anciano es también un obispo.
“Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia... Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” [Hech 20.17 con 20.28; observe que los “ancianos” son llamados “obispos”]
“Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé... Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas.” [Tito 1.5 con 1.7; observe que los “ancianos” son llamados “obispos”]
Estos ancianos / obispos son los “pastores” de sus iglesias porque tienen la responsabilidad de “apacentar la grey” de Dios y protegerla de los lobos rapaces (falsos maestros y profetas).
Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. [Hech 20.28-32]
Por lo tanto, entendemos que hay tres títulos en el Nuevo Testamento que se usan para referirse al líder (o a los líderes) de una iglesia local: “Pastor”, “anciano” y “obispo”.
Todos los tres títulos describen el mismo oficio, pero cada uno destaca un aspecto diferente de la responsabilidad del líder.
Pastor: Este título se refiere al líder de la iglesia como un “pastor de ovejas”.
Según Hechos 20.28-32, en esta capacidad el líder debe “apacentar la grey” predicando y enseñando la Palabra de Dios.
Además, por medio de la amonestación y corrección (siempre con la Escritura), el pastor debe proteger el rebaños del Señor (su iglesia) también. Lo proteja de los “lobos rapaces”—los falsos maestros y sus falsas enseñanzas
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” [Mat 7.15]
Anciano: Este título se refiere a la madurez y la responsabilidad del líder en la iglesia local.
El líder de una iglesia (el pastor) debe ser un buen ejemplo que los demás santos en la iglesia pueden seguir. Debe ser un “anciano”—alguien de buena reputación, fama y sabiduría.
En 1Pedro 5.1-4 este líder de la iglesia local se llama “anciano” en el versículo 1 y luego se refiere a él como el que “apacienta la grey de Dios” (o sea, es el pastor). Entonces, el pastor debe ser un anciano.
Además, en Tito 1.5-9 vemos que el anciano de una iglesia local es también un “obispo” de la misma. Esto, entonces, nos lleva al tercer título del líder de la iglesia local.
Obispo: El tercer título se refiere a la autoridad que Dios le ha conferido al pastor (o a los pastores) de una iglesia local.
Exactamente como un hombre debe gobernar bien su casa, así el obispo (el pastor, el anciano) tiene que cuidar la iglesia de Dios.
“Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea... que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” [1Tim 3.1-5]
El obispo debe cuidar (gobernar) la iglesia, no como un dictador (no como un caudillo), sino siendo un buen ejemplo y enseñando la Palabra de Dios con mansedumbre (o sea, por medio de la Palabra de Dios él enseña la sana doctrina, redarguye a los que están en error, los corrige con la misma Biblia y luego les instruye en justicia).
“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” [1Ped 5.2-3]
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” [2Tim 2.24-26]
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. [2Tim 3.16-4.5]
Un pastor de una iglesia local es también un anciano y además es un obispo. Es el mismo hombre (el mismo oficio) pero tiene tres aspectos diferentes, distintos y específicos.
Según Filipenses 1.1, hay tres “clases” (categorías o grupos) distintos de cristianos en una iglesia local.
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos. [Fil 1.1]
1. Los santos: Son los que no son ni obispos ni diáconos pero que se congregan en una iglesia local.
2. Los diáconos: (Hech 6.4; 1Tim 3.8-13) Son los que sirven en la iglesia local para que los obispos pueden dedicarse a su obra de la oración y el ministerio de la Palabra.
3. Los obispos: (1Tim 3.1-7) Estos son los “pastores” que son también “ancianos” y “gobiernan” en la iglesia local.
Un obispo/anciano es un “sub-pastor” de un rebaño. “El” Pastor es el Señor Jesucristo y el rebaño (la iglesia local sobre el cual el obispo/anciano es pastor) es realmente el del Señor.
[1Ped 5.1-4]
Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas. [1Ped 2.25]
Mientras que el Señor esté ausente corporalmente, Él ha dejado la tarea de “apacentar la grey” a los “ancianos”—a los pastores que tiene que rendirle cuentas luego al “Príncipe de los pastores” (al “Jefe”).
Todos los ancianos (obispos) “gobiernan” en la iglesia, pero no todos se dedican a la predicación y a la enseñanza de la Palabra de Dios.
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. [1Tim 5.17]
El “pastor principal” de una iglesia siempre debería ser un anciano que predica y enseña la Biblia porque el pastor principal, según la Biblia, debe ser un “pastor-maestro” (y no sólo “pastor”).
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. [Ef 4.11-12]
Los demás ancianos en una iglesia—los que no trabajan principalmente en predicar y enseñar —son los que llamamos hoy día “pastores asociados”.
Estos dos tipos de ancianos (el pastor principal y los pastores asociados) trabajan en equipo para apacentar al rebaño del Señor, protegerlo de los falsos profetas y gobernarlo bien. De esta manera guían su iglesia local en el cumplimiento de la Misión de hacer discípulos.
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