martes, 10 de julio de 2018

EL RASTRO DEL AGUILA


EL RASTRO DEL ÁGUILA
(John Arcovio)

(Isaias 40:31) "Pero los que esperan en Jehova tendrán nuevas fuerzas, levantaran alas como las águilas, correrán y no se cansaran, caminaran y no se fatigaran."

(Sal.103:5) "El que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila"

"ESPERAR" en el hebreo quiere decir: "Ligar juntos - enredar - entretejer - detenerse con espectacion"
"RENOVAR" "cambiar"

El plumaje viejo de un águila en los últimos años de su vida se envejece y se vuelve y se vuelve moteado y eventualmente se empieza a caer. Su pico se vuelve débil y sus garras despuntadas. No puede volar tan alto como antes lo solía hacer. El instinto en un águila le dice que vuele a las montañas y que encuentre una cueva donde pueda estar sola.
Allí en la cueva, ella comenzará a raspar su plumaje, su pico, y sus garras contra la roca hasta que los haya raspado por completo. Tampoco come o bebe agua, pero antes bien, ayuna. 
Es una experiencia dolorosa y domestica.
El águila simplemente espera, porque sabe por instinto que su plumaje, su pico y sus garras eventualmente volverán a la normalidad. Cuando el águila emerge de su tiempo de espera y estira sus alas para que todo el mundo vea, ella se ve y vuela como un águila nueva y joven. Entonces vuela con sus alas y sube a las alturas que antes conocía.

Ambos, David e Isaias, escribieron bajo el entendimiento acerca del Rastro del Águila. Cuando escojamos esperar en el Señor a través del ayuno, estamos arrancando la debilidad de nuestra carne que nos ata, así como el Águila arranca su plumaje, su pico y sus garras. 

(Hebreos 12:1) "Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojemonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante."

En algún momento entre el sexto y el séptimo día de ayuno, empezamos a sentir la obra de la carne ser reemplazada por el fruto del espíritu. Nuestra fuerza espiritual, nuestra visión, y nuestros deseos vienen a ser renovados, y una vez mas, pasamos a la dimensión de las cosas espirituales.

Daniel, cuando casi tenia los noventa años, pudo haberse sentado y relajado, disfrutando de las victorias del pasado y en que el era un hombre sabio y respetado. Sin embargo, el regreso y postró como un soldado novato, escogiendo el rastro del águila. Su ayuno de veintiún días fue en respuesta a la desesperación de la hora y necesidad de la dirección de Dios. Para comenzar un nuevo trabajo o entrar en una nueva dimensión, DIOS SIEMPRE HA LLAMADO A AQUELLOS QUE HAN PAGADO EL PRECIO. Cualquier nuevo trabajo o dimensión debe ser precedido por el ayuno. Muchas veces Dios puede llamarte a un ayuno largo. La razón podrá no ser aparente, pero podrás estar a punto de entrar a una nueva dimensión de su Espíritu. El ayuno de Daniel en el capitulo diez trajo la respuesta supernatural de los ángeles Gabriel y Miguel (Dn. 10:4-13) y dirección para el futuro de Israel (Dn. 10:14-21)

Para que el ayuno sea completamente efectivo, es importante recordar de mantener nuestros motivos para ayunar, puros.

Isaias 58:6-7 Contiene motivos excelentes para ayunar:

"¿No es mas bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en tu casa, que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?"
(Esto es una verdadera carga para alcanzar a todas las almas)

Cuando decidimos ayunar, ambos, nuestra carne y los que nos rodean harán muchas veces todo lo que puedan para desanimarnos. Podremos sentir como si morimos cuando en efecto, estamos ganando nueva vida.

(Lc. 9:23-24) "Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sigame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mi, éste la salvará." 

Podremos sentir el dolor y lucha mientras esperamos en el Señor en ayuno, pero una vez el ay. Entonces invocarás, y te oirá Jehováuno se ha cumplido, fuerzas son renovadas, ambas, fisicas y espirituales, regresan en doble porción.

(Isaias 58:8-9) "... Y tu salvación se dejará ver pronto, e irá tu justicia delante de ti, y la Gloria de Jehova será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová, clamarás, y él dirá: Heme aquí..."

El deseo de liberarnos de las obras de la carne, su hedor, y maneras dañinas deben ser tan grandes que debemos estar dispuesto  a pagar el precio a través del ayuno. Muchos falsamente asumen que el ayuno es una manera de retorcer el brazo de Dios para ver que las cosas sean hechas a su manera. Podrán tener el deseo  por cierto resultado, sin reconocer que éste resultado no es la voluntad de Dios.

(2 Tim.1:9) Nos muestra que Dios tiene el plano de,  nuestras vidas completado desde el principio: "Quien nos salvo y llamo con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos"

El ayunar no cambia sino a nosotros mismos!

Pablo Habla de dos leyes por las cuales podemos vivir:
(Ro.7:18-24) "Y yo se que en mi, esto es, en mi carne, no mora el bien, porque el querer hacer el bien está en mi, pero no  el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios, pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mi! ¿Quien me librará de este cuerpo de muerte?"

Este grito desesperado de Pablo refleja la ley romana de la época.
Si un hombre mataba a otro hombre, su castigo seria atar el cadáver a su espalda y cargarlo por semanas. Este hombre se enfermaría de tal manera por el hedor, y el deterioro del cadáver que rogaría a los espectadores que lo quitaran, sin embargo, si alguno  le libraba del cadáver, entonces esa persona tenia que cargar con en cadáver en su propia espalda.

Tenemos que estar tan desesperados de librarnos de esta carne hedionda y la ley del pecado, la única manera de ser entregados a la ley del Espíritu es a través del ayuno. 

(Ro. 8:1-2) "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."

La pasión y el deseo de la carne por el pecado, no pueden ser destruidas. Solo pueden ser sometidas  por una pasión y deseo mas grande por la ley del Espíritu.

Los espíritus pueden ser echados fuera por el poder del nombre de Jesús, pero esta carne solo se puede tratar con el ayuno y oración a diario.  Ayunar es para el hombre espiritual, lo que el levantar pesas, es para el hombre natural.

Somos seres tripartitas en que nos componemos de mente (alma), cuerpo y espíritu o hombre interior.
(1 Tes. 5:23) "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo."

(Heb. 4:12) "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."

Note que, "hasta partir el alma y el espíritu" significa que hay una diferencia entre ambos.

Cuando levantamos pesas, corremos, hacemos ejercicios, trotamos y comemos saludablemente, estamos trabajando en el cuerpo o el hombre natural, y como resultado llegamos a ser hombres fuertes físicamente.

Si leemos libros, estudiamos y aprendemos, mejoramos nuestra mente, Nuestra mente o nuestra alma, esta compuesta de nuestra voluntad, nuestras emociones, y nuestra manera de pensar.

Tenemos nuestro hombre interior, quien realmente somos. Nuestro hombre interior refleja quien somos en verdad. Ese hombre interior sólo es fortalecido por el Espíritu y a través del ayuno y oración.

Podríamos levantar pesas por un año para ser fuertes, y después dejar de levantar pesas por seis meses y perder todas las fuerzas. Nadie podría decir que levantamos pesas antes.

Podríamos estudiar, leer libros y ganar conocimiento, pero si después de un tiempo dejamos de usar ese conocimiento lo perderíamos. Antes yo era un diseñador, diseñaba edificios todo el día, pero ahora he perdido mayor parte de mi conocimiento porque no lo he usado.

Pero si ayunas un día en el campo Espiritual, si oras una hora, tu nunca pierdes eso. Eso está sellado para siempre.

(2 Cor. 4:17) "porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros una cada vez más excelente y eterno peso de gloria"





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